Al agua la suerte echada se navega en una barca donde angustias y esperanzas al marinero dan alas, para que vuele hacia playas donde sus sueños recalan, o para que acabe en atarrayas en los fondos donde encayan la mala suerte varada y las desgracias más vanas. Entre corales y algas fingiendo cual viudas trágicas, o en una fiesta mundana hecha sin lagrimas. Para que maldiga las razas contra corrientes titánicas, o para que al posarse plácido, sienta que la travesía ha terminado y se disponga a disfrutar mientras descansa, invisible ante las miradas.
Y el marinero sin barca, o con esta cual metáfora apropiada para batallas bien arduas, tierra a la vista tirada y sensaciones amargas tras su espalda, cual sol se ilumine al alba y deje las velas plegadas, pues si no las ahorra estas se gastan cual las vidas apagadas al soplarlas. Para cuando intenten atarselas desplantando sus raíces desterradas, e ir a plantar su espada al borde de lineas largas donde las heridas sanan al curarlas. Allí donde aún duerma en una pagina, a contemplar las estatuas y a escribir versos con calma, soñando con que está en su casa.
Y si un día llega hasta aquí, a ver Paname y su magia, cuando ya no quede nada, palpará la democracia y querrá vivirla a sus anchas para que contarlo valga. Pues siempre nos quedará París, aunque los ánimos decaigan y nos causen sus arcadas las más crudas añoranzas. Siempre nos quedará París y el albor que su ego emana, su luz divina plegaria, sus aromas y fragancias y la enfermiza distancia del mañana, vertida en fresas borrachas, socialmente emancipadas al podarlas. Y la cultura y sinrazón de la importancia del habla, colgada al Puente del Alma.
― ¡Siempre nos quedará París…!
Sus Campos, sus muros, sus parques, sus frases chics y sus modales salvajes, que pasan por ser galantes. La inspiración en pensares, las modas que visten de arte, el orgullo de sus habitantes y sus gobernantes en dentales vestidos para ir al combate. Siempre nos quedará París y los recuerdos que nos traen sus inconfundibles lares. Y las nostalgias de los viejos caminantes, que esperan volver a pasearse por sus calles, para impregnarse de sus aires sin iguales. Con sus farolas de antes y su luz que no decae, aunque de alturas sin pares, siempre presagien calambres.
– Cuando no quede ya nada y todo acabe…
― ¡Siempre nos quedará París, aunque la vida nos cambie y la impresión vista de traje!
Tony Cantero Suárez – El Idílico Existencialista – Los Susurros de Cantero – Copyright 2015
Mi nombre es Rafael Antonio Cantero Suárez, alias Tony. Nacido en la vieja Villa de Trinidad, Cuba, el 26 de junio de 1970, hijo de una maestra y un decorador, la madre razón y el padre lógica, y para más hermano de una capricornio del alma que ya me las ha perdonado todas. Por lo que hoy debo más que nunca antes… Respeto y valor para presentarme como soy, sin complejos destructivos ni delirios excesivos que me hagan morir de rabia, de envidia o de pesadillas. Y de verdad que lo siento pero nadie debería dejarse desestabilizar ni siquiera el más mínimo de los sentidos. Y en esto, si me leen, pienso que al final estaremos más o menos todos de acuerdo, y así yo lo estaré conmigo y con ustedes al mismo tiempo y en casi todos los sentidos.
vibraciones
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Escritor y Director de cine. Llevo 14 años escribiendo narrativa en este blog. Si pueden firmen y compartan change.org/gualicho Además de Seré Nada, encontrarán en este blog mis novelas Intransparente, Suerte al zombi, El nombre del pueblo, mis poemas y el libro de cuentos Los tendederos. Gracias por leerme.
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me encanto!
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París bien vale una misa, a pesar de sus aires y desaires… Gracias mi querida Cristina, besos, Tony
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