Me perturbo al escribir sobre esta mesa que en cada ángulo baja la piel calada
a la espalda. Sus caderas boca ancha soportan hojas, rodajas, una vela, una
botella y una jarra. Sus cuatro patas de araña, sobre el suelo se despliegan al
tocarlas y se abren cual naranjas en la mitad de la casa. Y en cada punto donde
escribo ahora se hilvana, la eternidad de un despacho lleno de ganas de páginas.
La mesa habla, gime y me aclama, con la cabeza sobre la almohada y mis dedos
explorándola. La mesa baila, me mira y salta atravesada, rasgo su guitarra en
tabla sobre montañas de paja. La mesa canta, recita y calla, corre en mi pluma
y la abraza con el calor de sus entrañas. La mesa en llamas, la vela puesta entre
mascaras, derrite en gotas de magma; y la mesa musa se enciende y se derrama.
– Se ilumina y reza impúdica, cual Diva de serenatas…
‒ ¡Dame tus luz cual palabra, llena de cera que embarra!
Y de esperma vuelta estatua el poema encaja con la oración necesaria, la mesa
grita endiablada, viene y me hala; y caen al suelo las paginas destruyéndome la
estampa. La mesa virada acaba, las cuatro patas alzadas y yo de silla de marras,
frente a ella embelesada vuelta trampa, que entre lujurias me baña. Escribo un
verso sin lámpara, se moja toda la sala y al calor se aroma un rio entre cascadas.
– Y las hojas francas que nadan, entre líneas se deducen desbordadas; y la mesa
musa me inhala y explota un delta en la almohada sobre la verde y tibia alba.
Pues la mesa ahora se ondula con una flecha a la cintura y enredada en cada
curva, vira la botella, se esculpe unas dunas, la boca llena, la lengua muda. Y de
su corazón de estufa brota sudoroso un ramo de aceitunas, de susurros, de uvas
y de blusas. De hierba verde que impulsa y de nata de rosas de fortuna, que en su
más hondo hunde mi pluma gélida, eternizada en esta prosa en miel y espuma.
– Y a piernas sueltas mojadas, sobre la mesa se va en balsa a la terraza,
apoyada en la butaca donde reza acalorada y sin garganta, ni desgracias…
‒ ¡Lame esta santa manzana…!
‒ Dame tu gracia que encanta; y cuenta mi estampa de entrañas estancadas…
– Y cual mesa a cuatro patas lo reclama, inspirándola, bajo una vela esta página.
‒ ¡Dame tus luz cual palabra, llena de cera que embarra!
Model Leonarda Guinzburg
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Escritor y Director de cine. Llevo 14 años escribiendo narrativa en este blog. Si pueden firmen y compartan change.org/gualicho Además de Seré Nada, encontrarán en este blog mis novelas Intransparente, Suerte al zombi, El nombre del pueblo, mis poemas y el libro de cuentos Los tendederos. Gracias por leerme.
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Poesía, relatos, novela romántica y otras hierbas. Graciela Giráldez
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Magnifique!!! Lirismo desbordado, erotismo destilado con imaginación y elegancia. ¡¡¡¡¡Es Poesía!!!!
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Muchas gracias Eduardo, un fuerte y afectuoso abrazo desde París compadre!!! Tony
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VUELA ESE CEREBRO!!!!!!!!!!!!!!! INCREIBLE!!!!!!!!!!!!!!!
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La pluma sobre la mesa y las hojas ondulando en la boca del tintero… jajaja gracias Cristina. Besos, Tony
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