A ella la llaman Sheryl Omega, la Dulcinea, la más completa,
la prosa en versos, la letra griega, la del velo que agua fiestas
que no quiera. La que desdeña, la que no espera, la que no
olvidan, la que no dejan. La puerta abierta a sabiendas que
alguien llegará a la hora y media; y saldrá a tres cuartos de
ella, de su cuarto de leyendas veinteañeras fotogénicas…
Piernas abiertas, la espalda a cuesta. Sobre el diván o la
hierba, sobre muros o madera; con sus maneras de hembra.
Cuando la miran se desaltera y su rostro se embelesa; y
nunca duerme la noche entera si sus caderas le tientan. Y
ella se ilumina amnésica como luna llena de juergas; y se
cree fiera en la selva, si a su felina la despiertan. La gata
ebria que aúlla afuera en la azotea, la caballota molesta que
trotamundos sin penas; la de la placenta gélida que gotea…
La que si muerde envenena, la de la lengua contenta; y la
de la corbata bohemia que entre tijeras enreda costureras.
Sheryl Omega, Lucy Candela, el mar de esperma, así la
llaman en la escuela y en la verja. Pues en su casa, si la
verdad conocieran, se llama María Prudencia Dolores Reina,
la de las tristezas ciegas y la soledad perfecta. La que más
llora, la que más cela, pues el hombre que ella ama la
desprecia; y otros nombres pegan bien para esconderla.
¡Sheryl Omega!
La más loca de las bota flemas que aflojan las portañuelas.
La criatura que me aterra hasta en poemas; y cada letra la
cuenta, el pelo lacio y el pecho en venas, viniendo a horas
más quietas y desbordándose entera por la puerta; si mis
ventanas se cierran cuando llega. Más tarde, porque ahora
a otros se entrega en financiera; y yo me olvido de ella
hasta que vuelva, para quitarle las ligas de sus medias…
Porque no me gusta verla cuando su belleza quiera, pues
su pecho arde en dilemas que envenenan; y yo no pago
tristezas, ni por las mejores piernas, ni por corbatas
bohemias entalladas a caderas célicas. María Prudencia
Dolores Reina, el termómetro que enferma en la escalera,
la fiera necia que al cazarla se convierte en hiena…
La pretendida doncella, con nombre que ya imaginan y
apellido de mentira en letra griega, de otras épocas…
Sheryl Omega… ¡La que su turno le llega cuando espera!
María Prudencia Dolores Reina, es la misma, si la encuentran.
Picture Marie by Mary Paquet
Web du photographer: http://www.mary-paquet-photographe.book.fr/
Traveling Fashion Designers 🌼
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