Yo creo que se murió por mí, vino a decirme un amigo,
traía el rostro teñido con lagrimas de fría suerte. Sus
labios yacían inertes como quien sede al veneno de
una lengua de serpiente; y de sus ojos al verme salió
el verso que les cuento. Como un grito de estupor en
el silencio, como quien pierde los nervios y el cerebro.
¡Como quien tienta ver tenue y derrama tinta silvestre!
Yo creo que se murió por mí, me reiteró quijotesco; y
le respondí te entiendo, no me queda que a creértelo.
Pensé a un ataque de celos, o al candor de sol de
invierno que se opacó entre los cerros y el riachuelo,
pensé también a los senos de dos mujeres ardiendo
y disputándose el premio. A alguna novia nostálgica
de su juventud mundana, que lo encontró en algún
pueblo donde le cantaba al alba suspirándola…
Y hasta quise imaginármela mojada y desnuda por la
playa, ondulando entre olas borracha y nadando a
piernas altas estiradas, atando un tórax de estatua. Y
aceptando que el dolor que mata, casi nunca trae
palabras, pues la lengua se amordaza atormentada;
y sale un ruido del alma que se relaja ya cansada…
Y entrando al túnel desmaya; y todo acaba.
¿Quien ha muerto por las barbas de un cretino
acalorado; y quien lo ha visto decir algo moderado?
Me repetí bien pensándolo al no sentirlo asustado.
¡Yo creo que se murió por mí, me recalcó sin dudarlo!
Si Romeo era lampiño y Shakespeare lo vistió de
bardo, por cual Julieta de prados andará este tipo
llorando. A ella me quedé pensando entusiasmado,
a las historias de cardos y rosarios, al ala izquierda
de un pájaro y a un beso que se va apurado, a darse
sobre un rostro un baño; y lo encuentra refriado.
Yo creo que se murió por mí, gritó cansado, pero ni
así me distrajo de mis cálculos. Si crees que se murió
por ti, más te vale el aceptarlo y acabar por
enterrarla en el pasado, si crees que se murió por
ti, pues llora a cantaros si estabas enamorado. Algo
así seguí pensando por un rato, hasta el sábado…
Yo creo que se murió por mí se titula este relato,
échale un ojo y dime algo literato, me propuso más
pausado y con halagos. Y lo revisé en el acto sin
dudar del mal presagio, ni de sus amores trágicos,
ni del final que le ha dado al epitafio: Yo creo que se
murió por mí, pues con mis besos se ha ahogado.
Se leía escrito abajo sin firmarlo.
Picture Pépita by Mary Paquet
Mi nombre es Rafael Antonio Cantero Suárez, alias Tony. Nacido en la vieja Villa de Trinidad, Cuba, el 26 de junio de 1970, hijo de una maestra y un decorador, la madre razón y el padre lógica, y para más hermano de una capricornio del alma que ya me las ha perdonado todas. Por lo que hoy debo más que nunca antes… Respeto y valor para presentarme como soy, sin complejos destructivos ni delirios excesivos que me hagan morir de rabia, de envidia o de pesadillas. Y de verdad que lo siento pero nadie debería dejarse desestabilizar ni siquiera el más mínimo de los sentidos. Y en esto, si me leen, pienso que al final estaremos más o menos todos de acuerdo, y así yo lo estaré conmigo y con ustedes al mismo tiempo y en casi todos los sentidos.
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