Un día entero sin vendas, sin el olvido a sabiendas,
sin la codicia, sin ella. Sin una lagrima, sin guerras,
solo Cupido y sus flechas; solo yo, solo ella. Sin la
sombra de una pena y sin condenas por cuenta de
estas. Sin amarguras ni querellas pasajeras…
Solo yo, solo ella; los dos juntos sin la sombra de
una pena, ni necesidad de prebendas…
Los dos a oscuras y a ciegas, los dos desnudos y a
la sombra de una vela esbelta. Dos copas y una
botella, su silueta entre candelas. Y la mía a la luz
de su estrella. Como gargantas enfermas, pero sin
dolor ni grietas; a solas, ebrias de amor y frenéticas.
¡Sin la sombra de una pena!
Un sueño viejo lleno de ideas, de sonrisas y de
arena, de cenizas y leyendas. Una playa veraniega
y el sol bronceándose en ella. Un diván a piernas
sueltas con dos seres que se entregan a su juerga;
una larga cabellera y un pecho de abeja reina…
Que gemía loca y enérgica como una gata que cela,
me pidió ardor del que quema, se colgó de la escalera
como culebra sedienta. Se volvió gota de cera y luz
enseñoreada de existencia. Calló en cuclillas,
pelándose las rodillas; y corrió sangre de hembra…
Sin la sombra de una pena…
Onduló, danzó, modeló y se iluminó en luna llena,
por la vía láctea merodeó con una falda entre las
piernas, sin ella puesta y sin vela se quemó. Y ahora
la pienso a dos cabezas que piden quererla; y ella se
me despeina Helénica, como hilada en un poema…
Y envuelta en tinta hecha letras, sin la sombra de
una pena; y sin las dudas que estas crean al sentirlas.
De que callada manera, se extasía en besos si
advierte el tema. Y el verso sabe a madera y ella a
resinas de fresa, la vela funde en esperma y la
oscuridad gobierna en la azotea. De que alocadas
caderas; los vecinos dieron cuenta a la sirvienta.
Contaron que las quimeras no eran más bellas
que ella. Que me apretó en la escalera y en el
balcón se acarició a mi cabeza, que me dio besos
en ella mordiendo uvas y fresas. Que se despeinó
en el alero; y que cantó un Aleluya a puerta abierta.
Y que con su cabellera Helénica me bañó en zumo
de frutas, cuando con mis labios tiernos mordí las
manzanas maduras que había colgado del techo. Le
mostraron una foto de esa velada tremenda, velas
derretidas y floreros; y pétalos sobre la mesa.
¡Y yo la vi sonriendo; aduciendo a lo que cuentan
buenas lenguas, pues las malas nunca ven de cerca!
Sin la sombra de una pena; y sin condenas por
culpa de estas. Sin la sombra de esas penas que
con alergias aquejan la existencia. Solo siluetas de
fiesta, dándose amor a sabiendas; humo de sal
que no regresa, como las dudas aquellas.
¡Solo yo, solo ella; y una azotea de fiesta!
Le mostraron una foto veraniega; sin la sombra
de una pena, un día entero sin vendas…
Con nuestras siluetas sedientas haciéndose el
amor a ciegas en la oscuridad de una azotea. La
mesa con frutas frescas, copas champagne y telas;
y una vela polvorienta. Y dos lobos a la luz de la
luna llena; viendo posarse una estrella en la azotea.
Y la existencia dio cabida a una leyenda, sin la
sombra de una pena cruenta; y sin condenas ni
alergias por culpa de la tristeza. Sin la sombra de
una pena y muy oronda envuelta en tinta como
rezan estas letras; que la recuerdan divina.
Picture by Mary Paquet.
vibraciones
Bitácora para gente que va leyendo a trabajar #NoSinMascarilla
Escritor y Director de cine. Llevo 14 años escribiendo narrativa en este blog. Si pueden firmen y compartan change.org/gualicho Además de Seré Nada, encontrarán en este blog mis novelas Intransparente, Suerte al zombi, El nombre del pueblo, mis poemas y el libro de cuentos Los tendederos. Gracias por leerme.
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hermoso y soñador,,,,,,,,,,,,,,,,
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Sin la sombra de una pena y sin tristezas por culpa de estas… Gracias Crist… Tony
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Si decir bello sería suficiente, ingrato e inacabado sería el comentario, más bien, un agradable encuentro con la poesía.
Un abrazo desde el fin del mundo.
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Muchas gracias por tus bellas y alentadoras palabras Taty, Un abrazo afectuoso desde la ciudad luz… Tony
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