El otro día en que me inspiro me fui a casa de un amigo, quería dialogar en serio con alguien que suele hacerlo aduciendo a la imparcialidad del criterio justo. Y que sabe reagrupar polos opuestos, negociando lo ganado dando besos y consejos…
Con un verborreico eterno, desprovisto de artificios y sin complejos ni ritos a la hora de juzgar con sus cinco dedos. Con un ser divino modelo, que pone en cada puesto sus principios, sus preceptos e intelecto. Con un animado elemento, amigo del buen oficio y de lo bello sin excesos. Mágico, rudo, concreto y hacedor de textos sobrios, dichos en lenguaje directo. Con un susodicho cuerdo de estos tiempos tan convulsos, o con un medio loco; si queremos enredarlo en un concurso de revuelos atmosféricos eternos. Lo digo para no ser absoluto como otros que no menciono, pues son tercos como ciervos y carneros: “Al creer que el a pesar de los tormentos, no da motivos para un cuento verdadero…”
Con un folio, si saben buscar sin prejuicios lo aquejado en argumentos, que ahora encuentro andando en círculos por la boca del tintero, ya algo secos y decrépitos. Si consiguen renovarle algún recuerdo adolorido, que divague por un sinfín sin remedíos algorítmicos. Elevado a todo ritmo al superlativo de la lucidez del sueño místico varado en el infinito enésimo; donde se pierde el pensamiento corroído que tuvimos, para dar paso al ser bueno que describo y que conozco… Donde el cambió su cerebro por el de las elites de lo corrupto.
Ya ha cambiado sus conceptos y sus métodos, pero hizo así en un pasado que aún recuerdo, porque he visto lo ocurrido. Vivía positivando destinos perecidos en las nieves de un destierro empedernido, donde no había sentimientos, porque primaba lo obsoleto y el desdeño a lo imperfecto. A lo creado por individuos auténticos que no especulan con sus dones y talentos. Donde no había carne en el fuego, ni amor eterno y sincero. Ni mujeres poseídas que devinieran complemento activo del sonido de sus rezos; de esas que dan fiebres de deseos y embelesos compartidos… ¡Suculentos como el sexo y un buen beso; como en mis versos les digo!
En fin, con un individuo de esos de los llamados modernos. Que vive en un cuarto modesto pagado con su dinero. Pues ya ahora no se vende a esos círculos eclécticos, que pagan bien los derechos, que usurpan al buen obrero. Y al que piensa en serio a cómo hacer con lo que le demos; pues solo tiene proyectos, no dinero. ¡Al creador de intelectos y al pordiosero del pueblo; lo roban todo y no es nuevo, lo sabemos! Hasta al Diablo si hay que comprarlo lo sobornan con los Santos; y el verso queda sellado, con aires de un cuento clásico.
La irreverencia del acto y la falta de trabajo lo llevaron explicármelo. Me dijo yo pido cambios; en la forma, en el tamaño y el reparto. Y luego me dijo, que a cambio, revendría hasta lo pensado por los eruditos de antaño, e inventaría un vocabulario osado, que solo enseñe palabras sin rejas y frases abiertas y completas. Como en las prosas maestras que había aprendido en la escuela. Y en el colegio de la vida, dicho en jerga de academia. Las uniré a mi manera y las pronunciaré a la inversa y a la fuerza, a la diestra y a la izquierda de quien sea. De todo aquel que no se sepa, que en las brechas hay banderas y que estas solo ondean cuando las sueltan; y que hay ideas que esperanzan la cosecha. ¡Pues cuando hay agua en la presa, la tierra su sed refresca en la inmensidad de las praderas; gloria al delta, que viva la primavera…!
Cuando una vela se encienda al filo de una madrugada ebria que embriague al fin mi leyenda; yo soy libre y tengo ideas, me dijo en todas sus letras. Cuando en una tarde sin magia surque mi mar la sirena que inundará en las mareas mi ola de penas tremendas. Cuando la vea que vuelva en una concha viajera que navegará enseñoreada como una barca de plasma, hacia horizontes de calmas mágicas, donde la vida reparta enamorada; y ella encuentre mi amor al alba y se quede en el varada por mi cama.
Donde en labios se derramen sentimientos, donde en besos nuestro amor reviva viejo. Y no sea solo un clásico cuento de libreros, donde solo existen entrañas con recuerdos sin lamentos. Cuando mi alma no vea envuelta en lágrimas de terciopelo; y mi pecho se abra al cielo y cambie el viento. Cuando arrastrados por el suelo se escuche el trino gimiente y los silbidos del trayecto; como un susurro viajero que en versos diga te quiero y le dé besos y más besos por el cuello. Donde todo se aclimate al pensamiento duradero. Y vivamos viejos nuestro tiempo, amando en serio y sonriendo, cada vez que les contemos lo ya hecho; andando a ciegas por senderos e inventándonos paseos.
¡Como en los clásicos proféticos, dedicados al clamor que inspiran los sueños nuevos…!
Picture by Ariel Arias.
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Waoooooooo!!! …. que bien logrado!!! …. excelente chico!!!! …. cuanto esplendor y derroche de vivencias apasionantes! … admiro tanto tu rica lírica, porque me compenetro y atraes a ella!! … feliz dia!
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Son un placer y a la vez un honor tus palabras mi querida Max. besos, Tony
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