Estoy sintiendo silbidos y trinos nuevos viajeros, el viento cambia con ellos y los hechos ya los veo. Le estoy pintando al poniente un óleo vivo hecho en versos, con colores convenientes y con contrastes de alto vuelo. Estoy sentado escribiendo concentrado en lo que pienso; y calculando con mis dedos…
Me surcan los pensamientos andanadas de sueños nítidos que entre metáforas leo: Pongo a la alegría a dar brincos y me éxito en todos ellos. Veo su cara sonriendo y le sonrió en dos tiempos: Uno sencillo y austero para que vean que no miento; y el otro a mis anchas y abierto, porque ahora tengo deseos…
Observo que el negro del cielo se llena de cometas y luceros, de nubes blancas, de estrellas y de un sol grande amarillo. Estoy sembrando otros huertos con Milsueños de mis canteros; y me reposo tranquilo a la sombra dulce de un cedro que hay al borde del camino, por donde hoy ando encendido.
– Sí quemo un madero seco me irrigo el campo del limbo y lo ilumino todito, con siete rayos asimétricos.
Me estoy volviendo apolítico por no comprender a los gobiernos ni a los sistemas perdidos. Y ahora en el pueblo me fijo para que razone unido como estoy pidiéndole al mío. Estoy contando principios para terminar mi libro en algún lugar tranquilo; allá en mi isla, un domingo, junto a mis mejores amigos.
Y ahora la luna se escapa loca por bailar parrandas en una noche sin fueros, quiere bailar un bolero y embriagarse de esperanzas. Y ahora los versos del alma tienen espíritus cuerdos. Y la Doña que me acompaña, más que mujer, es aliento donde el buen amor se descansa; rendido sobre su diván de sueños.
Surcando el mar en velero al horizonte de un beso, brazos al aire, ojos abiertos, grande el pecho y los sentimientos enteros. Como un susurro viajero escucho un silbido fresco que llega hasta mis oídos; se me va metiendo adentro y me silba unos cantos nuevos que me apresuro y describo…
Hoy ya me siento contento y alegre sigo dando brincos. Enciendo un madero seco para calentarme el espíritu, el alma el cuerpo y el limbo, los labios, las uñas y mis pensamientos eclécticos. Y sigo por mí camino sin creerme que he vencido, para en cuanto llegue el momento regresar hasta mi suelo.
– Para terminar mis días en algún lugar tranquilo, que pegue como fin de cuento.
Allá en mi isla que tanto extraño, un domingo bien vestido junto a la mujer que quiero, a mi familia y mis amigos, los que siempre me siguieron. Para caminar serenos por un verano de ensueños y reposarnos tranquilos a la sombra dulce de un cedro; alegres y dando brincos…
– Allá en nuestra isla cantaremos cuando nos calentemos el cuerpo con sentimientos bonitos:
Que importa el final si hay principios como en los libros de cuentos. Que hay que leérselos enteros para visualizar lo hecho antes de que cambien el viento y vuelvan los trinos viejos, a andar los senderos torcidos de este mundo de apolíticos y de genios pervertidos…
‒ Que le hacen la guerra al acariño, a los niños y a los sueños nuevos.
Pic. by Tony Cantero Suárez.
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Eso que te sucede a ti, le pasa a mas personas, por ejemplo yo. También me estoy volviendo apolítico gracias a ellos.Un saludo compadre.
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Apolitico y peregrino de sentimientos somos los que escribimos y queremos aportar terminos justos a esta vida. Un abrazote…
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